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Hoy es un día de fiesta muy especial. Se conmemora —se hace memoria— y se celebra —se hace presente— la entrada de Jesús a Jerusalén. En aquella ocasión muchos le salieron a recibir con alegría. Nos relata el Evangelio que colocaron sus mantos improvisando una alfombra y lo saludaron agitando unos ramos con hojas verdes. Jesús entraba montando en un burro. Ésta es una manera de decirnos que viene con humildad, como rey pacífico; no montado en un importante y fuerte caballo.
Hoy en nuestras Iglesias se bendicen los ramos de olivo. También salimos a las calles, hacemos procesiones, evocando aquella entrada de Jesús en la Ciudad Santa. Es uno de los días del año que más gente acude a la Iglesia.
¿Para qué son los Ramos que nos llevamos a casa? Tienen una doble finalidad. Solemos colocarlos junto a una cruz que tenemos en la pared, o al lado de alguna imagen o estampita de la Virgen o alguno de los Santos que nos acompañan en nuestra vida de fe. De este modo, al mirar ese Ramo nos acordamos que hemos aclamado a Jesucristo como Rey de nuestra vida. Es un signo que nos recuerda haber rezado y cantado para que Él reine en nuestra vida, nuestra familia, nuestra patria. La otra finalidad es misionera. Es muy bueno llevar algún ramito a quienes no pudieron ir a la bendición y a la Misa. Siempre hay que pensar y tener en cuenta a algún vecino, familiar, o alguien enfermo.
El Domingo de Ramos es la puerta de la Semana Santa. Un tiempo muy importante para la oración, para acercarnos a Dios en la confesión, para reconocer el Amor de Dios.
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Para Jesús entrar a Jerusalén fue acercarse a la Pasión, Muerte y Resurrección. Por eso, después de una procesión festiva y alegre, en la celebración de la Misa se lee el Evangelio de la Pasión de Jesús. Él mismo había predicado “si el grano de trigo no muere queda solo, pero si muere da mucho fruto”.
En la Semana Santa Jesús nos invita a vivir los momentos culminantes de su entrega por Amor a todos nosotros. Son celebraciones emotivas y ricas en gestos, signos que nos muestran ese Amor tan grande, tan generoso que nadie queda afuera. Acercate.
Hasta el Domingo que viene caminando hacia la Pascua.
Feliz Semana Santa.
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