viernes, 27 de febrero de 2009
Ateismo: una manera de escapar al compromiso
Vivir poniendo en práctica los valores de la solidaridad y la justicia, por citar solo dos actitudes de la vida social, exige necesariamente ser religioso.
Solo el hombre religado con Dios puede descubrir en su interior el fuego sagrado de mirar al otro como su hermano.
El ateo es un egoísta primario, convertido luego en individualista que piensa en si mismo, adoptando una actitud mendicante ante la vida, en vez de ser su dueño y disfrutar del regalo de Dios Padre, que ha puesto en sus manos la creación.
Negar sistemáticamente la pertenencia a una religión es involucionar, el hombre incapacitado de mirar hacia arriba, negando a Dios, deja de ser humano y se transforma en la especie inmediatamente inferior.
Solo el ser humano tiene manos para extender y unirlas a la de otros, para luchar juntos por ideales de libertad, por causas comunes a los pueblos libres.
El ateo escapa del compromiso de vivir los valores de su propia fe, jamás querrá aceptar las prácticas cuaresmales de la Iglesia Católica, no van con su liberación, el ayuno, la oración y la limosna, que lo pone de frente a Dios y al hermano.
En esta sociedad es fácil ser ateo.
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