“valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas.” [230]
1. VIDA. La persona es inviolable, desde la concepción hasta la muerte natural. Esto significa que se deben prohibir todos los métodos anticonceptivos porque son abortivos y los tratamientos de fertilización que implican descarte o congelamiento de embriones.
2. FAMILIA. Matrimonio fiel, de por vida, entre varón y mujer para la procreación y el cuidado de los hijos. El Estado no debe favorecer la destrucción de la familia con leyes inmorales como la de divorcio vincular (una cosa es la separación y otra muy distinta la que legaliza el concubinato en segunda instancia) o la unión homosexual (nunca será válido lo que es contra natura).
3. LIBERTAD DE ENSEÑANZA. Los padres tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos. Ni el Estado, ni los empresarios educativos, ni los profesores tienen derecho a difundir, en contra de los deseos de los padres, enseñanzas inmorales como la ideología de género (incluyendo homosexualidad, transexualidad como algo normal), “derechos” (i)reproductivos, licitud de la masturbación, métodos anticonceptivos (que además de inmorales son TODOS abortivos), etc.
4. BIEN COMUN. El Estado está al servicio de la sociedad y no al revés. El papel de la autoridad es ordenar la comunidad política no según la voluntad del partido mayoritario sino atendiendo al bien común, buscando la perfección de cada persona, aplicando el principio de subsidiariedad y protegiendo al más débil del más fuerte, comenzando por los niños en riesgo de ser abortados o de embriones congelados en riesgo de ser destruidos o dañados.
(*) http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/apost_exhortations/documents/hf_ben-xvi_exh_20070222_sacramentum-caritatis_sp.html
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