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Hoy quisiera hablarle a los jóvenes.
A ustedes que son pura esperanza, pura promesa.
Dios nos ama desde que estamos en el vientre materno. Esa certeza que nos relatan los profetas es experiencia de todos nosotros. Dios nos ama desde la eternidad y por la eternidad. Mi vida, tu vida, la vida de cada uno no es fruto de la casualidad, y menos aún de una desgracia del destino. La vida es un regalo del amor de Dios.
La vida, lo sabés, tiene cambios, no se detiene. En ese crecimiento vas experimentando situaciones nuevas. Algunas hermosas, y otras no tanto. Conocés la alegría, la libertad, el amor; y también sus contrarios.
En algunos de estos cambios podés sentir miedos que no conocías. No te asustes; es común sentir miedo. Pero no se vence el miedo con sustancias: ni tomar, ni fumar, ni consumir te ayudan a “ganarle” al miedo.
A veces puede pasar que sientas una especie de vacío en el corazón. Algunos lo llaman “vacío existencial” o crisis de sentido. Ese vacío no se llena con sustancias, sino con presencias de amor: Jesús, tu familia, tus amigos…
Esto también lo sabés: la droga y el alcohol te aíslan y te dejan solo. Tené cuidado de algunos engaños: no hay maneras seguras de drogarte. Si te drogás, seguro que te hace mal. Y si te hace mal no te ayuda a vivir. El que te ofrece ese camino no es tu amigo.
La droga no es mala porque es ilegal. Al revés: es ilegal porque es mala. Y por más que legalicen algo del consumo, seguirá siendo perniciosa.
No podemos no nombrar a los mercaderes que comercian con tu vida, la de tus hermanos, tus amigos. La droga banca el delito. Llega al país y se distribuye en las ciudades y barrios por medio de redes mafiosas. Para que estas sustancias lleguen a una esquina han recorrido un camino de delitos: aprietes, amenazas, sobornos, muerte…
La droga, ésa que te quieren vender con la ilusión de que vas a estar mejor que nunca, “te saca” y te vuelve violento. Nadie puede ser feliz estando preso, enfermo o muerto”.
En estos días que estuve con tantos adolescentes de colegios de Gualeguaychú, les “tomé prestadas” algunas de las reflexiones que se propusieron como parte del trabajo de la comunidad por el “Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas” que fue instituido a nivel mundial por las Naciones Unidas el 26 de junio.
Uno de los mensajes que elaboraron decía “Hoy. La vida es hoy”. Así se muestra la fuerza con que ustedes, queridos jóvenes, quieren vivir el presente.
Y yo le agregaría algo más: “La vida es hoy… y siempre”. La vida es proyecto que se despliega para la libertad y la solidaridad. Para construir juntos la civilización del amor y de la vida.
Jesús se entregó por amor y para que tengan vida en abundancia. El amor de Dios nunca claudica, nunca nos traiciona, nunca nos abandona.
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