miércoles, 23 de diciembre de 2009
Era de noche en Belén
Mensaje de Navidad de Monseñor Lozano
Mucha gente iba de un lado para el otro. Algunos vieron pasar a una mujer que estaba con los pies hinchados. Era bonita, muy bonita, cansada y bonita.
Panzona y rítmica, le daba la mano a su esposo que también estaba cansado pero de su boca sólo salían palabras de aliento para la marcha.
Esa mujer seguía caminando con los pies hinchados, la panza premiada de hijo, el esposo cercano bastón humano, y un aliento de vida divina rondando desde su vientre el mundo entero.
Nada es tan cierto como que esta noche, Espíritu y Gloria mediante, nace un bebé eterno como su mensaje.
Humano como sus dolores.
Tierno como su Madre.
Cercano en la marcha como su Padre.
Signo de amor vivo.
Y tan vivo como que hoy esperamos su llegada chiquita como siempre y desde siempre.
Ese niño, arcilla en nuestras manos, encarnó un tiempo de intentos, ese principio para dar los primeros pasos en el amor hacia toda la humanidad.
Hay parto de esta noche y los bebés cuando llegan, llegan. Y tenemos que estar preparados. A veces me pregunto si hace 2009 años hubiera tenido el coraje de hacerlo entrar en mi casa.
Hoy sólo me atrevo a adorarlo con un corazón encendido de alegría y proclamarlo en cada gesto de mi propia vida.
Espío su cuna y no puedo no amarlo.
Conocemos parte de la historia pero su transcurrir en nuestras vidas depende de cada uno de nosotros.
Compartamos este tiempo de intentos.
Amemos su luz que no deja espacios para la oscuridad.
Amor que cada año convierte el pesebre en cuna, “en milagro el barro”.
¡Nos ha nacido el Salvador!
¡Feliz Navidad!
+ Jorge Lozano
Obispo de Gualeguaychú
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